lunes, 29 de febrero de 2016

Sospechosos habituales

Tras incesantes mensajes de negación de la crisis por parte del gobierno de Zapatero, en 2008 se abrió el abismo justo delante de nuestros pies. Comenzaba la mayor crisis económica mundial tras La Gran Depresión del 29. Esta vez se bautizó como La Gran Recesión. Ocho años después, mucho se ha escrito acerca de las hipotecas subprime, la quiebra de Lehman Brothers, la burbuja inmobiliaria, los millones de parados, las centenas de miles de desahucios, las decenas de miles de suicidios, los miles de casos de corrupción y de otras muchas y complejas causas y consecuencias de la crisis.
Gobiernos como el de Estados Unidos eligieron acertadamente políticas de desarrollo para hacer frente a la crisis, pero sin embargo los grandes mandatarios de la Unión Europea eligieron otro camino diferente y profundamente erróneo: las políticas de austeridad. Profunda y sospechosamente erróneo.
La comunmente denominada Troika, formada por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea, junto con el gobierno de la nación más poderosa de la Unión Europea, Alemania, exigieron a los países miembros que aplicaran durísimas políticas de recortes sociales, las cuales ahondaron más aún en la desigualdad y la pobreza. Pero, ¿por qué gobiernos como el de España o Italia fueron gustosamente partícipes de la aplicación de las políticas de austeridad? ¿Por qué no intentaron siquiera analizar otros posibles caminos? La razón es que con este terrible remedio austero las élites económicas seguirían aumentando su riqueza y abrirían aún más la brecha entre clases, que es históricamente lo que siempre ha perseguido la oligarquía.
Sólo un país intentó cambiar el rumbo, quién si no Grecia, la cuna de la democracia. El pueblo heleno apostó por rechazar la austeridad y enfrentarse cara a cara contra estas injustas medidas impuestas al país entre otras razones por la ineptitud y corrupción de sus anteriores gobernantes. Pero la Troika no podía permitir que Grecia resurgiera con medidas de desarrollo y mostrara a los demás países de Europa que otro camino era posible, con lo que nuestros vecinos griegos fueron inmediatamente aplastados y pisoteados. Ni los 300 hombres más valientes de Esparta pueden vencer a un ejército de decenas de miles de persas. Sobre todo, si sus vecinos europeos miran para otro lado.
Mitología aparte, la prueba de que las clases poderosas europeas querían aprovechar la coyuntura de los recortes sociales para aumentar su riqueza y supremacía es que en realidad las medidas de austeridad estaban basadas en un estudio erróneo. Un estudio sospechosamente erróneo. 
Dos profesores de la prestigiosa Universidad de Harvard, Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, presentaron en 2010 el informe a partir del cual, según expertos económicos mundiales, se enlazaron los errores macroeconómicos más significativos de los últimos años. La conclusión fallida de su análisis dice que cuando la deuda de un país supera el 90% de su PIB, el crecimiento de su economía es inviable y éste entra en recesión. Basándose en esta premisa, la Troika y Alemania presentaron las medidas de austeridad como una necesidad más que una solución. Sin embargo, la premisa era falsa y por consiguiente la necesidad de las medidas de austeridad también lo eran, pero aun así se seguían aplicando. Se seguían sospechosamente aplicando.
El informe de los profesores Reinhart y Rogoff fue tajantemente desmontado por un estudiante de doctorado, Thomas Herndon, el cual no daba crédito a los errores básicos que encontró en el estudio.
Tres errores sospechosamente garrafales que dejaron sorprendidos a los más importantes economistas del mundo.
1) El primero de los errores fue el sospechoso olvido de incluir en el análisis varios intervalos de tiempo de mucho crecimento y alta deuda como por ejemplo, los años 40 en Australia, Nueva Zelanda o Canadá.
2) El segundo de los errores fue un sospechoso error de cómputo por el cual se excuía del estudio a cinco países: Australia, Austria, Bélgica, Canadá y Dinamarca. Países que crecían sobradamente a pesar de que su deuda superaba el 90% del PIB.
3) Para muchos economistas el tercer error pasa de ser sospechoso a ser la prueba irrefutable de que la falsa conclusión fue deliberada. Se trata del uso de la media en lugar de la mediana para el análisis de la viabilidad económica de los países frente a su deuda. Para quien no esté al tanto de estos indicadores estadísticos podemos poner un ejemplo muy descriptivo: si un jugador de fútbol marca un gol consecutivamente en cinco partidos, y otro jugador no marca ningún gol en los cuatro primeros partidos pero marca cinco goles en el quinto, el promedio total de ambos jugadores es un gol por partido, pero evidentemente no se puede concluir que ambos jugadores son igualmente rentables aun teniendo la misma media de acierto.
Errores sospechosamente graves y básicos mas propios de alumnos de instituto que de profesores de economía, dicho por profesores de economía, valga la redundancia.
Tomando como premisa y justificación este estudio erróneo, se aplicaron en Europa unas terribles medidas de austeridad que tuvieron graves consecuencias para las clases populares. Provocaron más paro, bajadas salariales, precariedad laboral, deficiencia en sanidad y educación públicas, etc, etc... En este caso, para el pueblo el remedio fue peor que la enfermedad, mientras que para las clases privilegiadas el remedio fue la herramienta para seguir enriqueciéndose.
Si todo no hubiera sido deliberado, quizás algún representante de la Troika, algún ministro alemán o alguno de nuestros gobernantes habría iniciado el debate sobre la necesaria supresión retroactiva de las políticas de austeridad. Pero nadie habla, nadie escucha y nadie ve nada. Resulta sospechoso...


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