miércoles, 12 de junio de 2019

Rosalía y los caraduras

Me dicen que al igual que los trogloditas iban siempre con Loquillo, y los subterráneos con Cristina Rosenvinge, ahora a Rosalía la acompañarán los caraduras.
Y leo este párrafo en el diario Córdoba (11/06/2019):

Además de las invitaciones físicas y on line, un montante de unas quinientas están destinadas a los accionistas de la plaza de toros Los Califas y el resto, unas mil, irán a protocolo, colaboradores y patrocinadores, según ha señalado el delegado municipal de Cultura, David Luque, que ha explicado que cuando se impriman esas invitaciones se repartirán debidamente, también entre los grupos políticos”.

También entre los grupos políticos. Malamente. Nuestros concejales organizan y pagan con dinero público un concierto, ponen entradas gratuitas pero se guardan “debidamente” un número de invitaciones. Malamente.  

Pero no seáis fanáticos del flamenco-trap y que no os nuble el rencor, que seguro que en breve lo desmentirá la delegación de cultura del ayuntamiento de Córdoba. Y si no, habrá sido un error y entregarán estas invitaciones a organizaciones sociales por respeto a aquellas personas que estuvieron horas haciendo cola para conseguir una entrada. 

Y si no… malamente… trá trá!!


lunes, 9 de enero de 2017

E pur si muove...

En 1999 Julio Anguita dió en Cáceres un gran discurso reivindicativo. Sus reflexiones siguen tan extraordinariamente vigentes hoy en día y representan con tanta precisión la sociedad y pensamiento actual que me he permitido hacer esta transcripción 18 años después. Espero que os guste, amigos iracundos.

Hubo un hombre llamado Galileo Galilei, dedicado al estudio, a horas encerrado viendo astros, sacando las conclusiones de su observación, que descubrió que la Tierra no estaba en el centro del Universo, que se movía, y que era el Sol en torno al cual los planetas, y entre ellos la Tierra, giraban. Aquel descubrimiento se enfrentó a la verdad institucionalizada del Vaticano, la Iglesia, las creencias populares del momento; y la insistencia en el mantenimiento de lo que él había descubierto le costó ir a juicio.
Y frente al acusado, cómo podía pensar él que las Sagradas Escrituras mentían, cómo podía atreverse él, un ingenuo sabio, a pensar que había descubierto algo que fuese en contra de lo que el magisterio de la Santa Madre Iglesia venía diciendo hace siglos. Y sobre todo, ¿es que acaso el pueblo no clamaba contra aquel que se atrevía a poner en duda la centralidad del planeta Tierra?... Las presiones son tremendas, tiene casi que abjurar. Pero en un momento, en la rebeldía última, y musitando casi con una sonrisa, suave pero firme, dice en el italiano natal: E pur si mueve... (y sin embargo se mueve...). Porque los cálculos matemáticos, porque las observaciones, porque el ejercicio de la razón, porque lo que sus ojos estaban viendo noche tras noche, le estaban demostrando que era la Tierra la que se movía.
Pues bien, estamos hoy en la España de 1999, en la Europa de 1999 y en el mundo, en un momento en el que en otras ocasiones de la historia, las sociedades han tenido que escoger un camino u otro. O seguir en la resignación o plantar cara.


La Resignación

La resignación es un producto que, como cualquier droga, duerme a la gente, duerme su conciencia. La resignación es como la morfina, la cocaína o la heroína. La resignación es hija de ese discurso totalizador, cual si fuese una nueva religión. No hay más verdad que la competitividad, no hay más santos ni más poderes que los mercados, la economía tiene que crecer constantemente.
No importa que se contaminen las aguas, que se contaminen los ríos, los mares o los aires. Competitividad, crecimiento sostenido y los mercados. Eso es lo único que importa. Su poder no puede ser contestado, y además, la existencia de las propias sociedades nos demuestra que esto es lo que produce bienestar. Y no importa que las personas de la calle vean que ese bienestar no le ha llegado al hijo que tiene que ir a la empresa de trabajo temporal, que le cobra el 40% de la nómina por colocarle en una empresa.
No importa que la persona que todavía tiene una pensión no llega al salario mínimo interprofesional. No importa el paro de aquel que entró en los 45 años, no importa que la mujer no cobra igual que el hombre haciendo la misma tarea, violando artículos enteros de la Carta fundacional de los Derechos Humanos, y texto de la Constitución Española.
No importa, porque le están diciendo que no hay más bien que la competitividad, lo bien que vivimos, lo bien que vamos, los datos, las cifras... No importa que la gente vea o no quiera ver en su entorno, a su alrededor, hechos que están contradiciendo este mensaje. Porque para que no se vea, o para que sea menos hiriente, hay sucedáneos. Ahí tenéis la televisión, fútbol, mucho fútbol, más fútbol que en épocas anteriores de la historia de España. Ahí tenéis concursos degradantes que no alimentan la razón, el estudio, el análisis. Ahí tenéis la vida de los personajes populares que se diseccionan y se abren como si fuéramos aves carroñeras, y olvidando el entorno que tenemos, entremos en lo que ocurre en sus alcobas. Ahí está toda la literatura de evasión, para que la gente no vea y confunda su existencia real. Para que ocurra aquello de la viejecita que al final del siglo XIX en la puerta del Palacio de la Ópera de Madrid, en un mes de enero a las dos de la madrugada, aterida de frío, y envuelta en un toquilla, estaba vendiendo cerillas para poder subsistir. Y cuando entraban hombres y mujeres envueltos en armiños, en capas, con lujo, con joyas, decía la viejecita qué bien vivimos en Madrid. Un caso de alienación, un caso de suplantación, un caso de drogadicción. La imagen, lo bien que vivimos, las historias de alcoba, las revistas de corazón, las frivolidades, que hacen olvidar lo que ocurre diariamente, o si se ve, se eleva a otra categoría, como si no fuese real.

Resignación, además, porque el discurso oficial baja desde muchos sitios, baja desde los poderes públicos, baja desde las sentencias de los tribunales, desde las cátedras, desde las escuelas. Baja desde la televisión, y desde los medios de comunicación. El discurso de que no hay otra salida, esto es lo único posible. Y si no fijaos, estamos mal, pero peor estaban en el muro de Berlín. Y cuando ya se acude a hablar del muro de Berlín es porque no se tienen razones y hay que decir mira qué mal fueron aquellos, porque es la unica justificación. Resignación, porque los pueblos, cuando tienen problemas, no son rebeldes. El que tiene que comer todos los días no puede permitirse el lujo de perder, por un acto de rebeldía, el puesto de trabajo. La rebeldía siempre ha surgido de aquellos que comían todos los días, ¡de aquí la gran culpabilidad de muchos intelectuales españoles, que comiendo todos los días no han sabido decir basta a esta situación de degradación!

La resignación... Una resignación que nace de la evidencia diaria, del paro que es cierto, de ese paro que dicen que se reduce porque la estadística dice que cuando una persona trabaja dos horas a la semana, ya no está parada. Eso es resignación. Resignación que cae sobre un pueblo que se da cuenta además... o no se da cuenta porque no le gusta o no quiere verlo, o no le dejan verlo, que estamos yendo hacia atrás, que estamos llegando a cotas propias del siglo XIX, que aquella seguridad social para todos, que el tema del subsidio de desempleo va bajando continuamente, en contra de la Declaración Universal de los Derechos Humanos o de la propia Contitución.

Resignación que surge de la culpabilidad del propio parado. Uno de los éxitos entre comillas del sistema capitalista es conseguir que el pobre, el miserable, se sienta culpable de su situación. Tú eres culpable de tu situación, no has sido capaz de triunfar. Esa es la filosofía de la sociedad americana, y si no has triunfado es porque tú eres el responsable. Esta sociedad da oportunidades a todo el mundo. Si tú no has podido hacerlo así, tú eres el culpable. Y entonces el oprimido, el pobrecito, el esclavo, se echa encima la responsabilidad de su situación. Es perfecto el dominio del poder. Un dominio del poder que ya no se basa en la fuerza, en la coacción, en las armas. Se basa en un dominio mucho más terrible, más duro, el dominio de la mente. Ese opio que cae desde los aparatos de televisor, ese opio que cae desde la sentencia de los tribunales, desde los discursos políticos, que va empapando la mentalidad de la gente y va diciendo calla, calla, calla... Porque si no callas puede ser peor. Esa es la resignación que se produce como consecuencia del sentir de ese parado, que él es el autor de su situación, y aquel compañero que ha sido acusado de que cobró una vez indebidamente el seguro de desempleo, aquel miserable, ese es el culpable. No importa que los ladrones de alto copete sean exhibidos como figuras brillantes para enseñarle a los hijos como ejemplo a seguir, porque el miserable que ha estafado solamente un mes del seguro de desempleo, ese es el culpable de todo lo que está ocurriendo. Eso es resignación. Resignación que surge de los medios de comunicación, y no se enfaden los cámaras y reporteros, no van con vosotros, pero va con los que tienen el poder en vuestras empresas, va contra aquellos que optan por decirle al pueblo una parte de la verdad. Resignación que consiste en dar un credo único, decir todos amén a la competitividad, a la moneda única, estamos mejor que nunca, amén, amén, amén... Es el coro como una letanía, que va uniformando el pensamiento, que va haciendo seres totalmente iguales.

Esa resignación, por tanto, es hija de una economía, de un sistema político que confunde muchas cosas. Una información que está haciendo surgir en nuestros universitarios, en nuestros institutos, en nuestras academias, en las escuelas básicas, la cultura del sí o no, propia del ordenador. La vida está llena de colores, de tonos, y el lenguaje es mucho más vivo cuantas más cosas hay descritas. Si o no. Blanco o negro, derechas o izquierdas. Conteste usted como el ordenador, afirmativo, negativo, afirmativo, negativo. Se busca ya, no el ser humano pensante capaz de la reflexión, de la duda o de la inquietud, se busca el esclavo sin pensamiento, y por eso no se quiere la historia, y por eso se desdeña la memoria, porque los seres humanos somos hijos de la memoria. Yo soy lo que soy porque viví con mis padres, mis recuerdos, mi historia, mis vivencias... Yo soy la actualización de todo un pasado que está vivo. Si me quitan la memoria soy un zombi, un muerto viviente, y queremos pueblos de muertos vivientes, que se estimulen por el último partido Barça-Madrid, que se estimulen con la última historia de tal o cual conde, o de tal o cual señora. Que se hable de la farándula en los corrillos, incluso en los parlamentos y en los lugares donde había que debatirse los problemas; que se cuenten chistes de la vida privada para olvidar la tremenda realidad. Escapismo, droga, igual que la heroína, igual que la cocaína, droga, escapismo. Sedar el pensamiento, aniquilar el espíritu crítico y fomentar la resignación... Y frivolidad, mucha frivolidad. Y por tanto la política entendida como compra-venta de votos. No importa qué es lo que quiere el pueblo. Un pueblo al cual convenientemente se le va a decir lo que quiere a través de determinados medios. ¿Más fútbol? Pues más fútbol. Es que yo pienso que... No, tú tienes que decir lo que le gusta al pueblo, al cual yo mediante los medios de comunicación finísimos, le voy diciendo qué es lo que le conviene. Pero yo represento un proyecto, yo quiero explicar mi proyecto, yo quiero dirigirme a mi pueblo, del cual formo parte, para decirle el punto de vista de nuestra organización. No, no, no, lo que conviene es que ganes votos. Eso no está bien dicho. Tienes que ser respetable, tienes que hablar y decir lo políticamente correcto, el buen tono, como el chico de la burguesía del siglo XIX, niño eso no se hace, eso no se dice. Tú lo haces bajo cuerda, porque todo debe permanecer como si aquí no ocurriera nada, es decir, la cultura de la hipocresía. Crear una sociedad hipócrita, que miente a sabiendas, que sabe que está diciendo algo que nadie cree, pero lo importante no es decirlo, lo importante es hacerlo pero que no se diga. Y ese cáncer va avanzando, degradando, corrompiendo y anquilando las fuerzas para combatir, y esto es un camino sin duda dulce, es la muerte lenta, como se consume un brasero, como van muriendo aquellos que beben la cicuta, muerte que le dieron al gran Sócrates. Va durmiendo paulatinamente todo el organismo y se muere uno con la sonrisa en los labios, ¡pero muere!


La Rebeldía

Y el otro camino es la rebeldía. Pero la rebeldía no es un gesto altisonante, no es un grito, no es un insulto, no es una pedrada o una mala contestación. Es mucho más profundo. La rebeldía es un grito de la inteligencia y la voluntad que dice ¡no me da la gana de decirle sí a esta actual situación! ¿Por qué? ¡Porque no quiero! Y me niego a decir que sí, porque entiendo que puede haber otra situación, y por tanto yo no asumo esta podredumbre y no participo en ella, y lucho contra ella. Y esta actitud es una actitud intelectual. Y cuando digo intelectual no quiero hablar de universitarios, sino de la mente y del corazón, del fuego de querer cambiar, ésta es la rebeldía fundamental. Lo otro son voces, son chillidos, son insultos, son graznidos, es circo romano... No no, la rebeldía no es ni más ni menos que el posicionamiento con otros valores y la decisión de hacerle frente. Rebeldía para decir que no aceptamos que la competitividad y el mercado sean los que rijan los destinos de las sociedades, que entendemos que hay una Declaración Universal de los Derechos Humanos que tiene que cumplirse, y que eso significa sociedad de pleno empleo donde el hombre y la mujer sean exactamente iguales, donde no haya marginados, y que constará mucho tiempo y mucho sacrificio, pero es hermoso el luchar, incluso morir por eso. Porque morir tenemor que morir, ¡muramos por lo menos luchando por un ideal noble y no consumiéndonos como un brasero!
Y esa rebeldía fundacional en cuanto a entidad humana, significa defender que hay valores que deben ser mantenidos... El hermoso valor de la igualdad. La sangre es roja y todos la tenemos roja, no hay sangre azul, y además todos los corazones están a la izquierda. Por tanto, esa igualdad que hace que los seres humanos nazcan de la misma manera. Una igualdad esencial, no igualitarismo, y dignidad de la persona por ser lo que es, persona.
Y junto a la igualdad, la libertad, Pero hablar de libertad es algo muy grande, porque la libertad es asumir que se tiene la conciencia libre, que no es lo mismo que libertad de conciencia. La conciencia libre significa que puedo decidir si yo tengo todos los elementos para formular mi decisión. Estoy bien informado, me alimento todos los días, tengo un techo donde guarecerme, tengo ropa que ponerme, y una vez que tengo mis necesidades más elementales satisfechas, yo puedo empezar a pensar para ser un hombre libre. Porque si yo tengo que buscar el trabajo trampeando como sea, poniéndome en la cola del paro, vendiéndome por cuatro perras porque tenemos que comer mis hijos y yo, yo no soy un hombre libre aunque mañana me permitar votar en las urnas. Yo voy movido por mi hambre, por mi necesidad de tener que venderme en todo el momento para el trabajo.

Y junto a la libertad, el sentido espléndido de la palabra justicia. Y no hablo de tribunales de justicia. Hablo de eso tan sencillo de dar a cada uno lo suyo, que impere el derecho, que no haya distinciones, que todo el mundo sea medido por igual rasero, el rasero de la ley. La justicia que consiste además en conformar una sociedad. La ley es la que puede hacer posible que conviva la gente en sociedad, mientras que la ley sea justa y se aplique con justicia a todos por igual.
Solidaridad... es un mensaje que nos puede hermanar a todos, a todos aquellos que hablaban sobre el internacionalismo proletario, que sigue estando vigente. Solidaridad, que consiste en afirmar tranquila y serenamente, que no merece la pena luchar por banderas, que la única bandera es la bandera del planeta Tierra, y la humanidad es una sola raza, una sola y única raza, y que merece la pena luchar por ella.

Y esto es importante: estar informado. Hay diferencias entre la noticia y la información. La noticia es una mercancía que se da para que se consuma; la información es un dato que se da para que la gente piense y a partir de ahí, extraiga sus consecuencias.

Y desde la izquierda, hablar de austeridad. Pero austeridad en el sentido romano y mediterráneo. Austeridad no es miseria. Austeridad significa vivir dignamente, normalmente, no malgastar los recursos naturales, poseer uno cosas, y no que las cosas le posean a uno. No ir constantemente atentando contra la naturaleza en un consumismo feroz. Austeridad significa tiempo libre para discutir y dialogar con los demás, para jugar, para hacer posible el amor entre seres que se conocen, para convivir en la calle, en la plaza, en el ágora griega.
Austeridad que significa que la mejor manera de vivir es tener relaciones con otro en un plano de igualdad, sintiéndose hombres y mujeres libres en una sociedad democrática. Austeridad que hace que nos miren a todos como seres humanos y no por nuestra capacidad de consumo. Yo me niego como ser humano a que digan que soy un español que consume tantas salchicas o tantos coches al año. Eso no es austeridad, eso es medir al ser humano por otro talante. Austeridad que significa, con otra palabra, sobriedad. Hablar de cosas concretas, hablar de cosas que son importantes.
Y a partir de ahí, es cuando comienza el discurso y la propuesta de una sociedad de pleno empleo, de desarrollo sostenible, de reparto del trabajo, es decir, el recurso rojo, verde, violeta, el discurso de la paz ¡Paz! Y la paz no es la ausensia de guerra, la paz significa por ejemplo que mañana 1.200 hombres y aviones españoles, no puedan entrar en la antigua Yugoslavia porque no ha sido consultado en las Cortes Generales y porque se ha violado nuevamente el artículo 62 de la Constitución. Significa por tanto hablar de la paz. Paz como justicia, por el entendimiento entre seres iguales que son capaces de razonar.

Los mecanismos son los de siempre: La movilización. ¿Qué es movilizar? Desde la izquierda, movilizar no ha sido sólo llenar las calles de gente, que también. Movilizar es concienciar. Nosotros, los que queremos pensar por nuestra cuenta, existimos para perturbar a los demás. Si hay aquí algún creyente me dirijo a él para recordarle un pasaje del evangelio, cuando le preguntan a Jesús de Galiela, tú que has venido aquí, ¿a traer la paz?”. Y dice, “no, yo he venido a traer la guerra”. ¿Y qué quería decir? He venido a concienciar, a perturbar. Nosotros no queremos gente tranquila, drogada, queremos gente inquieta. Venimos a perturbar, a agitar el cerebro, a mover conciencias. Existimos en la medida en que movilicemos el pensamiento. Como decía en aquella Iglesia del barrio del Naranjo de Córdoba: ¡Levántate y piensa! Es lo más revolucionario que he visto en mi vida, porque la rebeldía empieza aquí, en la cabeza, que dice ¡no sirvo, no me da la gana, no quiero estos valores! Movilización que significa, por tanto, ese esfuerzo por pensar y por hacer pensar.

La característica fundamental de los grandes revolucionarios de la historia fue que hicieron pensar. La revolución la hicieron las gentes, las masas, los colectivos, pero el valor de ellos es el pensamiento que pusieron en marcha, es el concepto de movilización, entorno a lo concreto, y con las alianzas de todo el pueblo. Por eso hacemos llamamientos, queremos unidad, pero no para repartirse los sillones, sino para hacer programas de transformación. ¿Qué hacemos en el pueblo, qué hacemos en la comunidad autónoma, qué hacemos en España, qué hacemos en Europa? Alianzas. Alianzas entre gentes que coinciden básicamente en que quieren cambiar el mundo. Pongámonos de acuerdo en que podemos cambiarlo AHORA.



jueves, 5 de enero de 2017

Fidel por Galeano

Sus enemigos dicen que fue rey sin corona y que confundía la unidad con la unanimidad.
Y en eso sus enemigos tienen razón. 

Sus enemigos dicen que si Napoleón hubiera tenido un diario como el «Granma», ningún francés se habría enterado del desastre de Waterloo.
Y en eso sus enemigos tienen razón. 

Sus enemigos dicen que ejerció el poder hablando mucho y escuchando poco, porque estaba más acostumbrado a los ecos que a las voces.
Y en eso sus enemigos tienen razón. 

Pero sus enemigos no dicen que no fue por posar para la Historia que puso el pecho a las balas cuando vino la invasión, que enfrentó a los huracanes de igual a igual, de huracán a huracán, que sobrevivió a seiscientos treinta y siete atentados, que su contagiosa energía fue decisiva para convertir una colonia en patria y que no fue por hechizo de Mandinga ni por milagro de Dios que esa nueva patria pudo sobrevivir a diez presidentes de los Estados Unidos, que tenían puesta la servilleta para almorzarla con cuchillo y tenedor.

Y sus enemigos no dicen que Cuba es un raro país que no compite en la Copa Mundial del Felpudo.

Y no dicen que esta revolución, crecida en el castigo, es lo que pudo ser y no lo que quiso ser. Ni dicen que en gran medida el muro entre el deseo y la realidad fue haciéndose más alto y más ancho gracias al bloqueo imperial, que ahogó el desarrollo de una democracia a la cubana, obligó a la militarización de la sociedad y otorgó a la burocracia, que para cada solución tiene un problema, las coartadas que necesita para justificarse y perpetuarse.

Y no dicen que a pesar de todos los pesares, a pesar de las agresiones de afuera y de las arbitrariedades de adentro, esta isla sufrida pero porfiadamente alegre ha generado la sociedad latinoamericana menos injusta.

Y sus enemigos no dicen que esa hazaña fue obra del sacrificio de su pueblo, pero también fue obra de la tozuda voluntad y el anticuado sentido del honor de este caballero que siempre se batió por los perdedores, como aquel famoso colega suyo de los campos de Castilla.

- Eduardo Galeano -




sábado, 26 de noviembre de 2016

LA REVOLUCIÓN

Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo.

- Fidel Castro, 1 de Mayo de 2000. -


miércoles, 28 de septiembre de 2016

EL DEMOGORGON

La única manera que tenemos de vencerlo es estando unidos. La única forma de destruirlo es atacando todos juntos y a la vez. Ha sabido aprovecharse perfectamente de nuestras disputas para acumular una fuerza descomunal. Un tremendo poder con el que ha conseguido construir otra realidad paralela, otra dimensión donde estamos profundamente alienados.
¿Qué vemos en nuestro mundo? Comerciantes, transportistas, maestros, periodistas, abogados... Mentes de la gente consumidas por él. Hemos de entender que muchos no están listos para escapar, muchos están tan habituados, dependen tan desesperadamente de él que pelearán para protegerlo.
Nos mantiene como esclavos y no nos damos cuenta. Rige los gobiernos y manipula los medios. Provoca guerras sanguinarias con el único propósito de apaciguar temporalmente su avaricia.
¿Somos realmente libres? No podemos tomar ninguna decisión al margen de él. Trabajamos, compramos una casa y un coche, nos vamos de vacaciones... absolutamente todo está controlado por él. Somos su alimento, sus nutrientes para perpetuarse en las generaciones venideras.
Pero no perdamos la esperanza porque ya hemos dado un paso muy importante en la lucha para derrotarlo: ser conscientes de que existe y que es el enemigo. No podemos cesar en nuestro empeño aunque nos tomen por locos. Hemos de conseguir librar a la humanidad del demonio o el demonio acabará con la humanidad.
Sólo estando unidos podemos destruir a... ¡¡¡EL DEMOGORGON!!!


lunes, 5 de septiembre de 2016

La navaja de Ockham

A principios del s.XIV el filósofo y fraile franciscano inglés Guillermo de Ockham desarrolló un principio metodológico de razonamiento que muy resumidamente se puede expresar en lo siguiente: para dar solución a un problema, la explicación más sencilla suele ser la más probable.
Este principio suponía una contraposición a las complejas filosofías platónicas, donde se incluían conceptos abstractos y entidades muy teóricas para dar explicación a las cuestiones e incógnitas de cualquier disciplina. Ockham así, afeitaba como una navaja las barbas de Platón. 

Llevo desde el pasado 20 de diciembre, pasando por el 26 de junio, buscando desesperadamente razones lógicas que me explicaran los sorprendentes y desagradables resultados de las dos convocatorias de elecciones generales, los cuales nos han llevado a la situación de bloqueo institucional que tenemos actualmente. Tras leer en estos últimos meses infinidad de análisis de expertos politólogos, psicólogos, sociólogos y economistas, y tras escuchar a muchos izquierdistas con monóculo y derechistas engalonados, me dispongo muy humildemente a afeitar las barbas de Platón: la única explicación del resultado de las elecciones es que los españoles seguimos siendo un pueblo de garrulos, y el que escribe el primero.

Los grandes poderes financieros y élites económicas no pueden permitir que haya ni una ligera grieta en el sistema, ya que si la hay, esta estructura puede empezar a resquebrajarse y así los oligarcas pueden perder la posición privilegiada que quieren dejar en herencia a sus sucesores, como hicieron sus antecesores. Para ello han utilizado las dos estrategias de contención más usadas a los largo de la historia: la desinformación y el miedo infundado. Estrategias infalibles cuando se usan en un pueblo que lleva anteojeras fabricadas con titulares de periódicos manipulados. 
Somos un pueblo de garrulos y el peligro está en que… LO SABEN.

Platonianos, no le den más vueltas.

lunes, 29 de febrero de 2016

Sospechosos habituales

Tras incesantes mensajes de negación de la crisis por parte del gobierno de Zapatero, en 2008 se abrió el abismo justo delante de nuestros pies. Comenzaba la mayor crisis económica mundial tras La Gran Depresión del 29. Esta vez se bautizó como La Gran Recesión. Ocho años después, mucho se ha escrito acerca de las hipotecas subprime, la quiebra de Lehman Brothers, la burbuja inmobiliaria, los millones de parados, las centenas de miles de desahucios, las decenas de miles de suicidios, los miles de casos de corrupción y de otras muchas y complejas causas y consecuencias de la crisis.
Gobiernos como el de Estados Unidos eligieron acertadamente políticas de desarrollo para hacer frente a la crisis, pero sin embargo los grandes mandatarios de la Unión Europea eligieron otro camino diferente y profundamente erróneo: las políticas de austeridad. Profunda y sospechosamente erróneo.
La comunmente denominada Troika, formada por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea, junto con el gobierno de la nación más poderosa de la Unión Europea, Alemania, exigieron a los países miembros que aplicaran durísimas políticas de recortes sociales, las cuales ahondaron más aún en la desigualdad y la pobreza. Pero, ¿por qué gobiernos como el de España o Italia fueron gustosamente partícipes de la aplicación de las políticas de austeridad? ¿Por qué no intentaron siquiera analizar otros posibles caminos? La razón es que con este terrible remedio austero las élites económicas seguirían aumentando su riqueza y abrirían aún más la brecha entre clases, que es históricamente lo que siempre ha perseguido la oligarquía.
Sólo un país intentó cambiar el rumbo, quién si no Grecia, la cuna de la democracia. El pueblo heleno apostó por rechazar la austeridad y enfrentarse cara a cara contra estas injustas medidas impuestas al país entre otras razones por la ineptitud y corrupción de sus anteriores gobernantes. Pero la Troika no podía permitir que Grecia resurgiera con medidas de desarrollo y mostrara a los demás países de Europa que otro camino era posible, con lo que nuestros vecinos griegos fueron inmediatamente aplastados y pisoteados. Ni los 300 hombres más valientes de Esparta pueden vencer a un ejército de decenas de miles de persas. Sobre todo, si sus vecinos europeos miran para otro lado.
Mitología aparte, la prueba de que las clases poderosas europeas querían aprovechar la coyuntura de los recortes sociales para aumentar su riqueza y supremacía es que en realidad las medidas de austeridad estaban basadas en un estudio erróneo. Un estudio sospechosamente erróneo. 
Dos profesores de la prestigiosa Universidad de Harvard, Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, presentaron en 2010 el informe a partir del cual, según expertos económicos mundiales, se enlazaron los errores macroeconómicos más significativos de los últimos años. La conclusión fallida de su análisis dice que cuando la deuda de un país supera el 90% de su PIB, el crecimiento de su economía es inviable y éste entra en recesión. Basándose en esta premisa, la Troika y Alemania presentaron las medidas de austeridad como una necesidad más que una solución. Sin embargo, la premisa era falsa y por consiguiente la necesidad de las medidas de austeridad también lo eran, pero aun así se seguían aplicando. Se seguían sospechosamente aplicando.
El informe de los profesores Reinhart y Rogoff fue tajantemente desmontado por un estudiante de doctorado, Thomas Herndon, el cual no daba crédito a los errores básicos que encontró en el estudio.
Tres errores sospechosamente garrafales que dejaron sorprendidos a los más importantes economistas del mundo.
1) El primero de los errores fue el sospechoso olvido de incluir en el análisis varios intervalos de tiempo de mucho crecimento y alta deuda como por ejemplo, los años 40 en Australia, Nueva Zelanda o Canadá.
2) El segundo de los errores fue un sospechoso error de cómputo por el cual se excuía del estudio a cinco países: Australia, Austria, Bélgica, Canadá y Dinamarca. Países que crecían sobradamente a pesar de que su deuda superaba el 90% del PIB.
3) Para muchos economistas el tercer error pasa de ser sospechoso a ser la prueba irrefutable de que la falsa conclusión fue deliberada. Se trata del uso de la media en lugar de la mediana para el análisis de la viabilidad económica de los países frente a su deuda. Para quien no esté al tanto de estos indicadores estadísticos podemos poner un ejemplo muy descriptivo: si un jugador de fútbol marca un gol consecutivamente en cinco partidos, y otro jugador no marca ningún gol en los cuatro primeros partidos pero marca cinco goles en el quinto, el promedio total de ambos jugadores es un gol por partido, pero evidentemente no se puede concluir que ambos jugadores son igualmente rentables aun teniendo la misma media de acierto.
Errores sospechosamente graves y básicos mas propios de alumnos de instituto que de profesores de economía, dicho por profesores de economía, valga la redundancia.
Tomando como premisa y justificación este estudio erróneo, se aplicaron en Europa unas terribles medidas de austeridad que tuvieron graves consecuencias para las clases populares. Provocaron más paro, bajadas salariales, precariedad laboral, deficiencia en sanidad y educación públicas, etc, etc... En este caso, para el pueblo el remedio fue peor que la enfermedad, mientras que para las clases privilegiadas el remedio fue la herramienta para seguir enriqueciéndose.
Si todo no hubiera sido deliberado, quizás algún representante de la Troika, algún ministro alemán o alguno de nuestros gobernantes habría iniciado el debate sobre la necesaria supresión retroactiva de las políticas de austeridad. Pero nadie habla, nadie escucha y nadie ve nada. Resulta sospechoso...