miércoles, 5 de marzo de 2014

El consejo del marciano

Yo una vez conocí a un marciano.

Hace algunos años organizábamos partidos de baloncesto los martes después del trabajo. Un día, por medio del amigo de un amigo se vino a jugar un muchacho joven, guapo y rico. Tenía un puesto de directivo en una gran empresa eléctrica (de la que su padre era socio), y unas Nike Jordan de coleccionista compradas en la tienda NBA de la 5ª Avenida de Nueva York. Al acabar el partido fuimos a echar una cervecita, típico ritual. Con la segunda caña y la tapa de aceitunas, comenté que estaba ahorrando para comprarme un coche; el marciano se unió a la conversación y me aconsejó muy sabiamente: “Pues a ti te pega un Porsche Carrera GT, además ahora no están mal de precio”. Se hizo el silencio. No sabíamos si era de broma o hablaba en serio. ¿Que a mí me pega un Porsche Carrera GT? Yo pensaba en un Seat Ibiza. ¿De verdad este tío se cree que yo me puedo comprar un Porsche Carrera GT? Pues sí, así lo creía.

No es que nuestros políticos, banqueros, grandes empresarios y altos directivos sean mentecatos, egoístas o avariciosos… es que son marcianos. Son especies humanoides de otro planeta que nunca sabrán gobernar adecuadamente ni comprender las necesidades de los terrícolas… simplemente porque no son terrícolas.
En su mundo no hay preocupaciones por la hipoteca ni por la factura de la luz. No hacen cuentas para ver si se pueden comprar un frigorífico nuevo. No buscan y rebuscan en internet para encontrar vuelos más baratos. Porque en Marte todo es diferente, todo es fácil y todo está hecho.