lunes, 18 de mayo de 2015

Nuevas (y viejas) sensaciones - Los Planetas

Menos mal que siempre escribo en frío, porque si hubiera escrito este artículo en caliente la letra de “El duendecillo verde” se quedaba corta. 
He ido a muchos conciertos de Los Planetas y siempre los días siguientes me gusta leer las crónicas en diferentes medios, ya que las críticas son siempre subjetivas como así lo es la música. Algunas las veo más justas, otras menos, pero esta vez me he encontrado con algo diferente que os remito a continuación. Leedlo sentados, por favor:
http://www.elmundo.es/cultura/2015/05/17/55581d64268e3e522f8b456c.html 
Es diferente porque este artículo publicado por El Mundo no es una crónica, ni una crítica, ni siquiera una columna de opinión; esto es una mamarrachada que avergonzaría a cualquier periodista. Al terminar de leerlo tuve la misma sensación que cuando hace ya algunos años, por un error visual y debido a las prisas, me cepillé los dientes con una crema de manos que estaba justo al lado de la pasta dental.
El título de la crónica ya apuntaba maneras, pero según iba avanzando en la lectura más estupefacto me quedaba… y tuve otra sensación, la misma que cuando leía “La Metamorfosis” de Kafka: me estaba quedando totalmente flipado.
Pero sigo leyendo… y ahora veo literalmente y entrecomillada parte de la letra del tema nuevo, como una justificación de lo miserable del artículo. Y ya el disparate se convierte en esperpento cuando el autor empieza a desvariar hablando de Eduardo Madina, y más tarde de Joe Crepúsculo y ya para cubrirse de gloria encaja a golpes en el relato a Podemos y Pablo Iglesias. Y tuve otra sensación, la misma que cuando vi a Mou meterle el dedo en el ojo a Tito: pensé “este tío es un mentecato”.
Al igual que en su crónica el autor pone en negrita lo que considera más importante, así hago yo en este artículo, siempre considerando que en caliente hubiera utilizado otros sustantivos y adjetivos mucho más adecuados, pero que quizás me hubieran metido en algún lío.
Los medios de comunicación (en este caso el periódico El Mundo) deberían revisar los artículos que publican, porque a veces atentan tanto contra la inteligencia humana que tengo la sensación de que lo hacen deliberadamente.
Y esta sensación tampoco es nueva.