sábado, 26 de noviembre de 2016

LA REVOLUCIÓN

Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; es defender valores en los que se cree al precio de cualquier sacrificio; es modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo; es luchar con audacia, inteligencia y realismo; es no mentir jamás ni violar principios éticos; es convicción profunda de que no existe fuerza en el mundo capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas. Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo, que es la base de nuestro patriotismo, nuestro socialismo y nuestro internacionalismo.

- Fidel Castro, 1 de Mayo de 2000. -


miércoles, 28 de septiembre de 2016

EL DEMOGORGON

La única manera que tenemos de vencerlo es estando unidos. La única forma de destruirlo es atacando todos juntos y a la vez. Ha sabido aprovecharse perfectamente de nuestras disputas para acumular una fuerza descomunal. Un tremendo poder con el que ha conseguido construir otra realidad paralela, otra dimensión donde estamos profundamente alienados.
¿Qué vemos en nuestro mundo? Comerciantes, transportistas, maestros, periodistas, abogados... Mentes de la gente consumidas por él. Hemos de entender que muchos no están listos para escapar, muchos están tan habituados, dependen tan desesperadamente de él que pelearán para protegerlo.
Nos mantiene como esclavos y no nos damos cuenta. Rige los gobiernos y manipula los medios. Provoca guerras sanguinarias con el único propósito de apaciguar temporalmente su avaricia.
¿Somos realmente libres? No podemos tomar ninguna decisión al margen de él. Trabajamos, compramos una casa y un coche, nos vamos de vacaciones... absolutamente todo está controlado por él. Somos su alimento, sus nutrientes para perpetuarse en las generaciones venideras.
Pero no perdamos la esperanza porque ya hemos dado un paso muy importante en la lucha para derrotarlo: ser conscientes de que existe y que es el enemigo. No podemos cesar en nuestro empeño aunque nos tomen por locos. Hemos de conseguir librar a la humanidad del demonio o el demonio acabará con la humanidad.
Sólo estando unidos podemos destruir a... ¡¡¡EL DEMOGORGON!!!


lunes, 5 de septiembre de 2016

La navaja de Ockham

A principios del s.XIV el filósofo y fraile franciscano inglés Guillermo de Ockham desarrolló un principio metodológico de razonamiento que muy resumidamente se puede expresar en lo siguiente: para dar solución a un problema, la explicación más sencilla suele ser la más probable.
Este principio suponía una contraposición a las complejas filosofías platónicas, donde se incluían conceptos abstractos y entidades muy teóricas para dar explicación a las cuestiones e incógnitas de cualquier disciplina. Ockham así, afeitaba como una navaja las barbas de Platón. 

Llevo desde el pasado 20 de diciembre, pasando por el 26 de junio, buscando desesperadamente razones lógicas que me explicaran los sorprendentes y desagradables resultados de las dos convocatorias de elecciones generales, los cuales nos han llevado a la situación de bloqueo institucional que tenemos actualmente. Tras leer en estos últimos meses infinidad de análisis de expertos politólogos, psicólogos, sociólogos y economistas, y tras escuchar a muchos izquierdistas con monóculo y derechistas engalonados, me dispongo muy humildemente a afeitar las barbas de Platón: la única explicación del resultado de las elecciones es que los españoles seguimos siendo un pueblo de garrulos, y el que escribe el primero.

Los grandes poderes financieros y élites económicas no pueden permitir que haya ni una ligera grieta en el sistema, ya que si la hay, esta estructura puede empezar a resquebrajarse y así los oligarcas pueden perder la posición privilegiada que quieren dejar en herencia a sus sucesores, como hicieron sus antecesores. Para ello han utilizado las dos estrategias de contención más usadas a los largo de la historia: la desinformación y el miedo infundado. Estrategias infalibles cuando se usan en un pueblo que lleva anteojeras fabricadas con titulares de periódicos manipulados. 
Somos un pueblo de garrulos y el peligro está en que… LO SABEN.

Platonianos, no le den más vueltas.

lunes, 29 de febrero de 2016

Sospechosos habituales

Tras incesantes mensajes de negación de la crisis por parte del gobierno de Zapatero, en 2008 se abrió el abismo justo delante de nuestros pies. Comenzaba la mayor crisis económica mundial tras La Gran Depresión del 29. Esta vez se bautizó como La Gran Recesión. Ocho años después, mucho se ha escrito acerca de las hipotecas subprime, la quiebra de Lehman Brothers, la burbuja inmobiliaria, los millones de parados, las centenas de miles de desahucios, las decenas de miles de suicidios, los miles de casos de corrupción y de otras muchas y complejas causas y consecuencias de la crisis.
Gobiernos como el de Estados Unidos eligieron acertadamente políticas de desarrollo para hacer frente a la crisis, pero sin embargo los grandes mandatarios de la Unión Europea eligieron otro camino diferente y profundamente erróneo: las políticas de austeridad. Profunda y sospechosamente erróneo.
La comunmente denominada Troika, formada por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea, junto con el gobierno de la nación más poderosa de la Unión Europea, Alemania, exigieron a los países miembros que aplicaran durísimas políticas de recortes sociales, las cuales ahondaron más aún en la desigualdad y la pobreza. Pero, ¿por qué gobiernos como el de España o Italia fueron gustosamente partícipes de la aplicación de las políticas de austeridad? ¿Por qué no intentaron siquiera analizar otros posibles caminos? La razón es que con este terrible remedio austero las élites económicas seguirían aumentando su riqueza y abrirían aún más la brecha entre clases, que es históricamente lo que siempre ha perseguido la oligarquía.
Sólo un país intentó cambiar el rumbo, quién si no Grecia, la cuna de la democracia. El pueblo heleno apostó por rechazar la austeridad y enfrentarse cara a cara contra estas injustas medidas impuestas al país entre otras razones por la ineptitud y corrupción de sus anteriores gobernantes. Pero la Troika no podía permitir que Grecia resurgiera con medidas de desarrollo y mostrara a los demás países de Europa que otro camino era posible, con lo que nuestros vecinos griegos fueron inmediatamente aplastados y pisoteados. Ni los 300 hombres más valientes de Esparta pueden vencer a un ejército de decenas de miles de persas. Sobre todo, si sus vecinos europeos miran para otro lado.
Mitología aparte, la prueba de que las clases poderosas europeas querían aprovechar la coyuntura de los recortes sociales para aumentar su riqueza y supremacía es que en realidad las medidas de austeridad estaban basadas en un estudio erróneo. Un estudio sospechosamente erróneo. 
Dos profesores de la prestigiosa Universidad de Harvard, Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, presentaron en 2010 el informe a partir del cual, según expertos económicos mundiales, se enlazaron los errores macroeconómicos más significativos de los últimos años. La conclusión fallida de su análisis dice que cuando la deuda de un país supera el 90% de su PIB, el crecimiento de su economía es inviable y éste entra en recesión. Basándose en esta premisa, la Troika y Alemania presentaron las medidas de austeridad como una necesidad más que una solución. Sin embargo, la premisa era falsa y por consiguiente la necesidad de las medidas de austeridad también lo eran, pero aun así se seguían aplicando. Se seguían sospechosamente aplicando.
El informe de los profesores Reinhart y Rogoff fue tajantemente desmontado por un estudiante de doctorado, Thomas Herndon, el cual no daba crédito a los errores básicos que encontró en el estudio.
Tres errores sospechosamente garrafales que dejaron sorprendidos a los más importantes economistas del mundo.
1) El primero de los errores fue el sospechoso olvido de incluir en el análisis varios intervalos de tiempo de mucho crecimento y alta deuda como por ejemplo, los años 40 en Australia, Nueva Zelanda o Canadá.
2) El segundo de los errores fue un sospechoso error de cómputo por el cual se excuía del estudio a cinco países: Australia, Austria, Bélgica, Canadá y Dinamarca. Países que crecían sobradamente a pesar de que su deuda superaba el 90% del PIB.
3) Para muchos economistas el tercer error pasa de ser sospechoso a ser la prueba irrefutable de que la falsa conclusión fue deliberada. Se trata del uso de la media en lugar de la mediana para el análisis de la viabilidad económica de los países frente a su deuda. Para quien no esté al tanto de estos indicadores estadísticos podemos poner un ejemplo muy descriptivo: si un jugador de fútbol marca un gol consecutivamente en cinco partidos, y otro jugador no marca ningún gol en los cuatro primeros partidos pero marca cinco goles en el quinto, el promedio total de ambos jugadores es un gol por partido, pero evidentemente no se puede concluir que ambos jugadores son igualmente rentables aun teniendo la misma media de acierto.
Errores sospechosamente graves y básicos mas propios de alumnos de instituto que de profesores de economía, dicho por profesores de economía, valga la redundancia.
Tomando como premisa y justificación este estudio erróneo, se aplicaron en Europa unas terribles medidas de austeridad que tuvieron graves consecuencias para las clases populares. Provocaron más paro, bajadas salariales, precariedad laboral, deficiencia en sanidad y educación públicas, etc, etc... En este caso, para el pueblo el remedio fue peor que la enfermedad, mientras que para las clases privilegiadas el remedio fue la herramienta para seguir enriqueciéndose.
Si todo no hubiera sido deliberado, quizás algún representante de la Troika, algún ministro alemán o alguno de nuestros gobernantes habría iniciado el debate sobre la necesaria supresión retroactiva de las políticas de austeridad. Pero nadie habla, nadie escucha y nadie ve nada. Resulta sospechoso...