jueves, 26 de febrero de 2015

El síndrome de Estocolmo, by Marcos

Nuestro amigo iracundo y espetero Marcos nos envía este relato cargado de sarcasmo que refleja muy bien las contradicciones y sentimientos incoherentes que se dan en este sistema anti-sistema. ¡Gracias Marcos, me ha gustado mucho! ¡Aquí va!:

Me despierto algo cansado y magullado. Mirando a mi alrededor, veo las mismas cuatro paredes desnudas y oscuras de todos los días, pero a pesar de todo me siento bien… Antes me apaleaban a diario, pero ya solo me pegan una vez al mes. Ya no recuerdo bien cómo llegué a esta situación, ni siquiera estoy seguro de cómo era el frío y oscuro mundo del exterior del que tanto habla mi querido amigo. En realidad no sé qué sería yo sin él….Él me trae comida todas las semanas y solo me pega cuando me lo merezco, cuando me suenan las tripas y oso preguntar cuándo vendrá la próxima ración o cuando le comento sobre esta extraña situación que ya no comprendo del todo. Muy a lo lejos comienzo a escuchar como va cobrando fuerza el sonido de algún tipo de sirena.... ¿¿Qué es lo que escucho en la lejanía?? ¿¿son cantos de sirenas??…. Ese sonido me trae recuerdos del exterior pero son muy borrosos y no logro entenderlos….hace ya tanto tiempo que estoy aquí..... me vienen a la mente intensos tonos rojo y azul intermitentes. Pienso “Por favor ¡¡no!! ¡¡tengo miedo!! ¿¿qué va a pasar ahora?? ¿¿qué es eso?? ¡¡Estoy bien y no quiero que mi situación se vuelva aún peor!! ¡¡Tengo que intentar hacer el menor ruido posible para que no me escuchen!!” Me acerco a la puerta y susurro el nombre de mi amigo... “Mariano, tengo miedo, ayúdame por favor”. Mi fiel amigo entra y me da un merecido golpe en el estómago avisándome de que me calle y de que no pasa nada. Me acurruco en mi rincón sintiendo una gran admiración y amor… Qué descanso….. Las sirenas se pierden en la lejanía……
Gracias Dios, gracias por dejar a mi lado a este fiel amigo que nunca me fallará.

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