Nuestro amigo iracundo Ninno Wicket quiere compartir con nosotros un sentimiento que seguro que a muchos nos es familiar. ¡Gracias Ninno!
Hoy la he visto, hemos ido
a tomar un café como casi todas las semanas, unos instantes inolvidables cuando
estamos juntos, cuando estamos hablando, cuando mi mirada se clava en sus ojos,
cuando su melena castaña se mueve, cuando se ríe con alguna de mis tonterías,
esas tonterías que se dicen cuando los nervios no paran de hacer de las suyas
en el estómago, cuando pasamos toda la tarde agarrados del brazo, cuando
caminamos bajo la luz tenue del sol cayendo a media tarde; en esos momentos
pido que el tiempo se detenga, que las horas no corran, que los minutos se
conviertan en semanas, que este maldito reloj se pare y estos momentos que
estoy junto a ella sean infinitos y no terminen nunca, pero el tiempo, ese
maldito viejo que no para ni un momento dice, basta; es la hora, es hora de
volver a la vida real, es la hora de volver al camino empedrado de horas,
minutos y segundos cuando no estoy junto a ella, porque un sólo instante sin
ella es como la fría noche de invierno que me va meciendo dormido por este
camino que es mi vida, donde mi corazón está congelado y no quiere latir si no
es de amor, y ¿sentir? Sentir, ya no siente nada. Y en esta realidad cuando
estoy en casa, pienso y me enfado conmigo mismo, y al brotar una lágrima digo
¿Por qué? ¿Por qué no le he dicho nada, porque mi corazón no habla por mí? ¿Por
qué es tan difícil decir lo que siento? ¿Por qué nunca le he dicho "Te
Quiero", “Te Amo”? ¿Por qué? ¿Por qué? Creo que ya lo sé, es miedo,
¿Miedo? Sí, miedo, miedo a perderla, miedo a asustarla, miedo a no tener estos
momentos de café junto a ella, miedo a sentir mi vida vacía, miedo a que por la
ineptitud de mis sentimientos se aleje.
Después de mucho
reflexionar, creo que de mis labios nunca saldrán esas palabras, esa frase que
a veces resulta tan fácil pensar y tan difícil decir, creo que esas palabras,
esos sentimientos, me los guardaré para mis adentros, nunca podré decírselo
mirándola a los ojos, pues prefiero sufrir a perderla.
Hoy la he visto, más guapa
que nunca...
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